El horno de cal de El Guindaste, junto a la Playa de San Andrés, es el más grande y mejor conservado de la Isla. La piedra de cal se traía como lastre en los barcos procedentes de Lanzarote o Fuerteventura (para la realización de cemento) y aquí se limitaban a quemarla en hornos, por ello, los principales hornos de cal se encuentran junto al mar.
La presencia de dos hornos de cal muy próximos entre sí, El Guindaste y Charco Azul, nos habla de la pujanza de Puerto Espíndola en el tráfico marítimo insular, así como la del núcleo de San Andrés, que constituye uno de los conjuntos históricos más importantes de la Isla.
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