En las primeras décadas del siglo xvii, el maestre de campo y rico comerciante Andrés Maldonado erigió esta ermita dentro de su hacienda del término de Mirca, consagrada a la Virgen de la Candelaria, San Andrés, santo de su onomástico y San Bernabé, para la que se le concedió licencia para celebrar misa en 1626.
Reconstruida entre 1978 y 1980 a raíz de su conversión en iglesia parroquial, de su patrimonio artístico merecen subrayarse la imagen de la titular, talla del primer tercio del siglo xvii, los lienzos de San Andrés y San Bernabé, ambos atribuidos al pintor francés Luis Le Gros, las andas de baldaquino de la Virgen, el sotabanco, mesa y banco de un antiguo retablo neoclásico que sirve de altar mayor y un escaño de madera donado en 1696 donado por los hermanos Carlos y Andrés Thadeo.
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