San Andrés obtuvo el título de Villa en diciembre de 1507, durante los primeros años de la Conquista, y entre los siglos XVI y XVII fue una de las poblaciones más ricas y florecientes de La Palma, gracias a su privilegiada ubicación en una comarca dedicada a la exportación de vino y azúcar de caña. La intensa actividad económica atrajo a numerosos comerciantes portugueses, flamencos, catalanes y genoveses. De hecho, fue el único lugar de la isla, junto a la capital, que tuvo escribanos públicos.
A lo largo de sus empedradas calles pueden verse las casas de las familias más pudientes de la época: Pinto, Álvarez de Silva, marqués de Guisla, Santa Cruz, González Sánchez (Buenamuerte). Estas construcciones, ejemplos de la arquitectura tradicional y popular canaria con sus gruesos muros de piedra y barro, son también de las más antiguas de la Isla.
A estas viviendas se suman otras edificaciones con especial valor histórico y cultural como la capilla del Pilar, la ermita de San Sebastián, el cementerio antiguo y el Calvario, el horno de cal, el puerto del Guindaste y los restos del antiguo convento franciscano de Nuestra Señora de la Piedad. Cercano al pueblo se encuentran Puerto Espíndola, un pequeño puerto pesquero que anteriormente fue la principal vía de comunicación del municipio, antes de que se construyera en el siglo XX la carretera y también las piscinas naturales del Charco Azul.
El cementerio antiguo de San Andrés debería estar señalizado y también mas cuidado
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