Construida sobre el risco de La Luz, visible desde el puerto de Santa Cruz de La Palma, como una atalaya defensiva se erige la ermita consagrada al dominico San Pedro González Telmo y a Nuestra Señora de la Luz.
Como protectoras de los marineros, ambas advocaciones han cumplido un papel esencial en la historia religiosa y devocional del barrio, ocupado en sus orígenes por marineros, pilotos de la carrera indiana, pescadores y armadores navales. Siguiendo el modelo de ermita palmera, cuenta con dos accesos: el lateral, hacia el sur, y la portada del coro, cuya fachada se fija a través de la puerta, resuelta con arco de cantería de medio punto, balcón de balaustres descubierto para tañer la campana y espadaña.
Entre los elementos decorativos del exterior, conviene nombrar los distintos esgrafiados que simulan arquitecturas fingidas, anclas y otros elementos marineros. En su interior, destacan el retablo mayor, ejemplar del barroco palmero, de dos cuerpos y tres calles, con remate en forma de concha, y las singulares andas en forma de navío sobre las que procesiona el santo dominico en su fiesta.
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